Pablo Iglesias y la Seguridad Nacional

Pablo Iglesias y la Seguridad Nacional
Las recientes declaraciones de Pablo Iglesias a la SER, referidas a la Seguridad Nacional, merecen un análisis por las repercusiones internacionales que las mismas pueden suscitar. En su futuro proyecto político afirmaba que «si fuese Presidente del gobierno intentaría sacar a España de la OTAN y romper el convenio de Defensa con EEUU»; después nos explicaba el porqué: «yo soy un patriota y no me gusta que haya militares de otros países en territorio español».
Es evidente que el planteamiento del líder de PODEMOS supone un giro de 180º en nuestra política exterior y de Defensa. En primer lugar, debemos analizar si tenemos las condiciones objetivas para realizar esa transformación. En caso afirmativo, deberíamos preguntarnos después cual era el objetivo del cambio y cual sería en adelante nuestro modelo de Seguridad Nacional.
Nuestra realidad militar, naval y aérea nos permite conocer si esas condiciones objetivas existen y si tenemos recursos suficientes para crearlas en caso de que no fuera así. Con carácter enunciativo y sin entrar a analizar a fondo cada una de las siguientes valoraciones, España:
– No tiene capacidad militar nuclear, ni táctica ni estratégica. Lo que nos coloca como potencia de segundo orden.
– Carece de fuerza de disuasión, no aspira a tenerla ni a corto ni a medio plazo, por lo tanto no somos autosuficientes para implementar nuestra propia defensa.
– No dispone de fuerzas de proyección para operar en teatros de guerra lejanos con autonomía, por lo que si participa en misiones internacionales de paz ha de hacerlo como fuerza subsidiaria de otra potencia.
– No posee capacidad táctica ofensiva, la defensiva es insuficiente y la logística anecdótica. Lo que supone que dentro de las potencias de segundo orden estamos en uno de los últimos lugares.
– Carece de operatividad convencional sobre los eventuales teatros de operaciones europeos. Lo que nos coloca en un nivel de inferioridad política en la UE.
– No alcanza el nivel operativo adecuado entre: mando, unidades de fuerza y de apoyo logístico que exige hoy el combate, debido a los sucesivos planes de modernización de las Fuerzas Armadas, que en la práctica han supuesto un debilitamiento de las mismas.
– Ha consumado un sistema de profesionalización ficticio, que origina un déficit cuantitativo notable y una desmotivación cívica en la Defensa Nacional. Lo que supone una pérdida cualitativa de operatividad y una despreocupación política por los asuntos de la Defensa Nacional.
– Es deficitaria en la industria de Defensa, con una participación casi anecdótica en proyectos I+ D+ i. La consecuencia más visible es la dependencia casi total de la industria militar de otros países.
– No tiene una organización de Inteligencia homologable ni adecuada a una nación democrática. Lo que produce una debilidad endémica en el plano internacional.
– Carece de una adecuada organización de reservistas y movilización que dinamice la colaboración cívico militar. Lo que debilita la conciencia de Defensa en el ámbito interno.

En resumen, nuestro desarrollo económico y político, en los últimos cuarenta años, ha ido unido a una insuficiencia de recursos para atender las necesidades de Defensa Nacional como es debido. Que es lo mismo que decir que nuestra seguridad y por lo tanto nuestros intereses internacionales están en manos de otras potencias. Esta circunstancia no es de ahora ni siquiera del siglo XX, se arrastra desde el tratado de Utrech (1713).
Otro factor determinante en cualquier formulación de Seguridad Nacional lo constituye nuestra posición geográfica en el extremo occidental del mar Mediterráneo. La estabilidad de España es un factor determinante por lo tanto para:

La seguridad europea.
La estabilidad del Magreb.
El control del eje Azores – Gibraltar – Sicilia – Chipre – Israel – Suez.

El Mediterráneo no es un espacio geográfico en el que España pueda actuar unilateralmente, pues lo que allí ocurre afecta de manera más o menos directa a los intereses, tanto militares como económicos, de una gran cantidad de naciones tanto en el marco regional como en el marco geoestratégico.
En el marco descrito, España es una potencia menor y subordinada a los intereses regionales de Francia y globales de los EEUU. Situación que no le gusta a nadie, excepto a los que trabajan aquí para estas dos potencias. Su cuestionamiento supondría una variación del status quo, existente desde hace más de trescientos años, que originaría una serié de riesgos de desestabilización interna, si la situación existente intenta cambiarse antes de haber creado las condiciones objetivas para hacerlo.
No es conveniente ir por el mundo a golpe de utopía. Considero que lo es, cuando el proyecto no es realizable en un plazo razonable. Todo en política es susceptible de ser cambiado pero una nación como es la nuestra, con una corrupción generalizada, sometida a grandes tensiones secesionistas y de identidad, con la tasa de paro más grande de Europa, la población más vieja del mundo y con las deficiencias militares señaladas más arriba. No está en condiciones de plantearse, en este momento, su esquema de alianzas militares y añadir a los problemas mencionados uno más, la desconfianza política de nuestros aliados – amos.

Uno de los principales argumentos en la caída de Suárez fue el no querer entrar en la OTAN sin negociar. También González tuvo que prometer, antes de las elecciones de 1982, que haría campaña a favor de la permanencia en la Alianza Atlántica y su hombre de confianza Javier Solana acabaría siendo Secretario General de esa organización. Salir de ella generaría más problemas aún que la decisión de no entrar y España no está en condiciones, todavía, de plantearse esa disyuntiva. El error del líder de Pablo Iglesias estriba en haber desvelado algo que tiene como proyecto y que objetivamente, hoy, no puede hacer… no le van a dejar que lo intente.
En la situación en la que nos encontramos ser patriota es amar a España y no poner en riesgo su seguridad y la de sus ciudadanos, haciendo declaraciones que al no poder cumplir agostan la esperanza y hacen nacer la melancolía en ese viaje a la nada.

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    Acerca de Diego Camacho

    Coronel de Infantería, diplomado en Operaciones Especiales. Licenciado en Políticas y profesor de Relaciones Internacionales.