Mapa de Bielorrusia y su presidente, Alexander Lukashenko (Palinchak)

El papel de Bielorrusia en la nueva guerra fría

La Guerra Fría, que duró desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta la desaparición de la Unión Soviética (1945-1991), parece que tiene una segunda parte hoy en día. En este caso los enfrentamientos entre Estados Unidos y la Unión Europea con Rusia hacen que los expertos hablen de la nueva guerra fría.

El geopolítico Joseph Stroupe fue el primero que usó este término para referirse a la actual guerra de estrategias que existe por el control de los recursos energéticos del planeta, y que libran las grandes potencias mundiales. Según el geopolítico, por un lado se encuentra occidente, principalmente Estados Unidos y el Reino Unido, quienes buscan obtener supremacía sobre la energía nuclear y los recursos energéticos de Oriente Medio. Por otro lado está Oriente con Rusia y China a la cabeza.

La primera manifestación, se atribuye al año 2007 durante la conferencia de Seguridad de Múnich, donde el presidente ruso Vladimir Putin reclamó a los Estados Unidos la «unipolaridad» que busca del mundo.

Las relaciones entre Rusia y Ucrania

El presidente Lukashenko, que gobierna con firmeza Belarús desde 1994, quiere incrementar su protagonismo como mediador, sabe que está en una muy buena posición y sabe jugar sus cartas. En 2014 ya hizo de anfitrión en los Acuerdos de Minsk (Minsk-1 y Minsk-2 ); los acuerdos  con los que se consiguió poner fin a la guerra en el este de Ucrania, firmado por representantes de Ucrania, Rusia, la República Popular de Donetsk y la República Popular de Lugansk. Sin embargo, el acuerdo falló en su objetivo de cesar todos los combates en el este de Ucrania, y desde entonces se han ido sucediendo diferentes reuniones en la capital bielorrusa sin muchos avances. Actualmente el conflicto ha llegado a los 10.000 muertos y Bielorrusia ha acogido a más de 160.000 refugiados ucranianos.

Este año, Alexander Lukashenko ha vuelto a ejercer de promotor, en este caso en la Conferencia de Seguridad de Múnich, que se celebra anualmente desde 1963. Bielorrusia, que lleva participando desde 2006, ha acogido una sesión en su capital, allí analistas y funcionarios de EEUU, Europa y Rusia debatieron sobre diferentes problemas del continente. Fue en este foro donde el presidente declaró que “Bielorrusia se responsabiliza del mantenimiento de la paz en las regiones orientales de Ucrania y el control de la frontera ruso-ucraniana”, unas declaraciones que siguen haciendo hincapié en las buenas relaciones que se quiere tener tanto con la UE como con Rusia, Ucrania y EEUU. Y añadió: “No queremos encontrarnos en la línea de una nueva división de civilizaciones entre Este y Oeste”. Sin embargo, no es una misión fácil ya que las relaciones entre Rusia y Ucrania no pasan por su mejor momento.

Dicha posición intermedia será difícil que se mantenga mucho tiempo en el caso de que Rusia quisiera instalar una base militar en territorio bielorruso. En tiempos soviéticos Bielorrusia contaba con una de las mayores agrupaciones de misiles de la URSS. En la actualidad Rusia tiene un centro de comunicación y control de sus submarinos situados a distancias de hasta 10.000 kilómetros.

La OTAN y la UE en el punto de mira de Lukashenko

Otro de los puntos más importantes a tratar de Bielorrusia es su relación con la UE. Desde que en 1994 Lukashenko se proclamara presidente, las relaciones han pasado por varias etapas. Comenzaron de una manera bastante fría y distante. La Unión Europea condenó al país por prácticas antidemocráticas con diferentes sanciones. 2010 volvió a ser un año especialmente complicado en las relaciones diplomáticas, Lukahsenko fue elegido presidente con una aplastante mayoría del 80% y se realizaron encarcelamientos y arrestros a personas contrarias al régimen y opositores. La UE declaró que estas prácticas estaban totalmente en contra de los Derechos Humanos por lo que se promulgaron nuevas sanciones al país. En octubre de 2009 una encuesta realizada por el instituto NISEPI concluyó que el 44,1% de la población votaría que sí a un referéndum para unirse a la UE (En el 2008 fueron un 26,7%), un hecho que los expertos achacaron a una mayor presencia de mensajes pro-europeos en la TV y la prensa del país. En octubre de 2015 la UE anunció que suspendería la mayor parte de las sanciones al país, después de que este dejara en libertad a varios presos políticos en agosto. Hoy en día las sanciones se limitan a cuatro personas vinculadas con la desaparición de dos políticos de la oposición; un empresario y un periodista en los años 1999 y 2000, respectivamente. No obstante, la UE sigue protestando por diferentes prácticas que considera inadmisibles dentro de Europa, entre ellas la pena de muerte, ya que Bielorrusia es el único país dentro del continente que la sigue aplicando. Desde que el país consiguiera la independencia en 1991, han sido ejecutasa cuatrocientas personas, y hay dos personas en el corredor de la muerte. La respuesta del Tribunal Supremo bielorruso siempre ha sido que se seguirá aplicando la pena capital mientras ésta siga en el Código Penal.

 La Bielorrusia independiente a diferencia de la URSS, no se guía estrictamente por imperativos de carácter ideológico a la hora de impulsar sus relaciones diplomáticas, sino que existe un mayor pragmatismo en sus decisiones.

Si bien Rusia mantiene desde hace años una política sancionadora a productos que provengan de Occidente, Bielorrusia los muestra en sus supermercados. Así podemos encontrarnos con una gran variedad de quesos franceses o charcutería italiana.

Hace unas semanas, el viceministro de Asuntos Exteriores, Oleg Krávchenko, anunciaba el interés de Bielorrusia y de la UE en acercar posturas en relación a la firma de los acuerdos sobre la readmisión y la simplificación del régimen de visados. “Se continua trabajando sobre el régimen de visados, aunque no es tan fácil como nos gustaría a todos”, señaló Krávchenko.

De hecho, la OTAN invitó tanto a Rusia como a Bielorrusia a que observaran sus mayores ejercicios militares desde el final de la Guerra Fría. Estos movimientos, que tuvieron lugar en Noruega desde el 25 de octubre al 5 de noviembre, contaron con la participación de 10.000 vehículos, 65 barcos, 50.000 militares y 250 aviones. Jens Stoltenberg, el secretario general de las Naciones Unidas, afirmó que tanto Rusia como Bielorrusia habían aceptado la invitación, añadiendo que: “en estos últimos años, el panorama de seguridad en Europa se ha visto notablemente deteriorada, por eso la OTAN ha respondido con la mayor adaptación de nuestros contingentes desde el final de la Guerra Fría”

Acerca de Eva Coronado

Periodista, especializada en información internacional. Estudió en la Facultad de Ciencias de La Información de la Universidad Complutense, donde se graduó en 2009. Desde entonces ha residido en varios países, actualmente en Oriente Medio.